A María


Rozo de cerca la distancia de las cosas

No me llega el pie al zapato
ni la suela al suelo
ni la mano a ti

No me calza el adjetivo
Nada toca nuestro cuerpo

No existió lo que sucede al olvido
Jamás el beso cierto abandona los labios

Está la luz por su lado
el color en el aire
el ojo vacío
la palabra hablando sola el puro ahora

Aquiles jamás alcanza a la tortuga
Un punto resume infinitas geometrías

Acabada la noche
aún no arriba el día
El sueño que dormía no es el sueño que despierto

Me tiendo: otro se levanta
Ninguno respira dos veces los mismos átomos

Cada semilla entraña su bosque
Un corazón perdura sólo a cada golpe
Nada pasa de éste al siguiente ahora
El paisaje acaba y comienza en distinta mirada

Nazco y algo vive
Existo pero no soy yo quien muere
Algo perece: alguien surge
Nadie ha sucedido todavía

Mas cuán decisivos los puentes deseados
el hilo inasible del cariño
la cadena de los tiempos
el intervalo que enlaza tu pulso con el mío

Como cielo
bruma
agua suelta
claridad sin asidero
abandonando peso y pensamiento:
ido en el latido vacío

Vieja flor de infinitas primaveras:
lo que te falta no está fuera de ti

Por lo mismo que estallan estrellas
nosotros somos el calor que recibimos:
carbono y fúlgido polvo en pie sobre la playa
en el climaterio de los cielos

«Radiación cósmica de fondo»
Modulada explosión de lo impensable
Escisión del vacío plena de topacios
hielos ardientes y vanidades
que treparon desde el limo de los mares

Para unir este pulgar y este índice
que te escriben derramando negros golpes
como letras

Para mirar siempre a otra parte
con los ojos del mundo
cuando sufro y goteo por todos mis agujeros

Para llamarte hacia dentro

Para estar poco a poco más lejos
hasta que dejemos de vernos

El Big Bang del universo
también se halla en este cuerpo

Tiene final pero es ilimitado

Donde el deseo es espejo
el reflejo cuerpo
ola la forma:
sueño despierto

Donde el cuerpo es espejo
deseo y pensamiento
vigilia de sombras:
sueño despierto

Donde el reflejo es espejo
y dormido en las olas
deseo tu cuerpo:
sueño despierto

Cuando afirmo
—los que aún buscáis un clavo en el vacío
los que sopesáis con desigual balanza
realidad y mentira—
que lo humano es humo entre manos
o género literario
estoy diciendo
que nada es más necesario que el relato

Digo sí
que la tristeza puede no ser cierta ni falsa
pero no hay engaño tan bello
como el poema entendido
o la carne que se ofrece en mitad del sueño

Digo que no hay quimera o fantasía
donde no repare mi ceguera

Y añado que no hallo medida
red o límite por donde no se escurra al instante
el agua del mundo

¿Dónde la tarde
ebria hasta su más ligero púrpura?

¿Dónde los pasos indecisos
la mirada desatada
el beso sin orillas
el puente que discurre entre huesos húmedos?

¿Dónde el óxido de la espera
la anchura del abrazo
la montaña imaginaria en cada gramo de tristeza?

¿Dónde lo que fuera
dónde su conclusa estela
su elegía
el color amargo
su grito transparente en el poema?

¿Dónde la parte de placer sobrevenida sin saber por qué mano?

¿Dónde los que amaron
y dónde yo...?

En el murmullo que designa (cual humo sin fuego)
al hueco gesto de mí mismo

En el confuso rumor con que fijar el flujo
en un esquema muerto entre los signos

En una efigie para disimular recuerdos

En la herida que cultivo
por creer que el corazón sigue en su sitio

Vistes rostros numerosos
Lo sé por las caras fugaces que muestras en sueños
Pero desconozco tu rostro verdadero
Ignoro siquiera si tienes uno
si tu faz es la de todos
si mi reverso son tus ojos
si tus rasgos los de nadie
si sólo puedo verme en el espejo con la imagen de otro

Viviendo como quien espera siempre
un golpe grave / un estallido / el aire
que retumba en la caña de los huesos /
siento el río / pongo al suelo en pie /
doy un paso a fondo / Atento existo
mientras caigo / Recuerdo lo presente
sin esencia / tan solo / ¡qué desahucio!

Alcanzo la corriente / Amando espiro /
Mirando hacia dentro me deshago
Giro / No hay riberas / No desemboca
lo que escapa cuando todo es líquido

Agua contra tiempo

¿Adónde va a dar la mar / el oleaje?
¿Dónde baten espumas tanta sombra
dispersa bajo ráfagas de olvido?
¿Qué gota no es ya océano?

Mas yo quiero llorar hasta secarme


Cómo sacude sentir hasta la médula
que la perdida luna en el camino
es respuesta sobrada de silencio
al hecho leve
de estar fluyendo vivo

Cómo ver supone saberse río
honrar tu orilla
túnel o pasaje
por el frágil derrumbe de un suspiro
que no se sostiene y ya es bastante

Cómo en igual sueño hundes el beso
que te mece en la cuna de su nube
el roce de espejismos que rocía
tus destellos
el deseo deseado
del reflejo abrazándose a sí mismo

Y sabiéndote agua
cómo te diluyes

¿Qué viento no disipa las cadenas
si son de niebla?

¿Qué flujo no ha de arrastrar tanto dolor
si sólo es llanto?

¿Qué afán
qué anhelo no embiste
el tacto aéreo de una nube?

¿Toca acaso el agua
la luna que refleja?

¿Enturbia la imagen
la claridad del cristal?

Cuántas veces
sin embargo
te hirieron brumas
quisiste asir el aire
o lloraste espejismos...
Fuente con sed
isla de mar
barca de agua que has de cruzar océanos
(a veces como gota
a veces como piedra al fondo)

Es absurdo contar olas
imposible asir espuma
inútil cantar si no es al viento

Corren ríos entre tu silencio y el mío:

sólo los sólidos están solos

Onda que a su mar retorna
nube que la luz diluye
así quisiera que nuestro amar desnudo al gran amor volviera

Castillos azules
dibujos en el agua
brumas bajo el sol del corazón:
tan ilusorios
como noches y días transcurridos en sueños

Fluido presente —ya pasado—
que no deja de acontecer

Estar sin estar
marchar y no moverse

Ser la gota roca o la piedra ola

Sólo hay que variar de perspectiva

Si no puedo alcanzar lo que quiero
(incapaz de retener lo que ahora toco)

Si no soy diferente de mis gozos
pues cuando surgen nazco yo con ellos
o al partir lo que amaba tanto muero

Si un afán me lleva siempre a otro
y alienta consumado un nuevo anhelo
así como el placer vive ya en mis sueños

¿Qué puedo querer sino el deseo?

¿Qué puedo desear sino lo que arrebata el viento
en una casa vacía sin dueño?

No sé volver donde la luz
tan intensa
viste de puro azul las sombras

No puedo ser quien soñaba
en la pálida orilla de la memoria

Ni los muchos otros dentro de mí
que quedaron quietos
como estatuas sin ojos contemplando

Una nostalgia de claridad alumbra
—noche a noche—
mis muertes sucesivas

Acaso amar tenga
la medida celeste que soñamos

Quizá sea cantar
la voz reclamada por un dios olvidado
o saberse fugaz
la única gloria que aguarda al barro

Pero yo templo
a penas
el aire necesario
insobornable
que entra y parte
hueco de silencio

Tan sólo eso

Caigo
Espero
Persisto
En vano voy contra mí mismo
Hundo el pie en la piedra:
un aire impenetrable me detiene

Aquí otra vez el grávido choque
que hace del espacio muralla
un vacío de manos desplomadas

Aquí —en íntimo azul—
ira abrazo
lloro alegría
canto silencio

Aquí todo lo que sucede entre pasos imprecisos

Aquí también el tenue goce de diluir noches
asediando ruidos de palabras
el intento de no asignar culpa alguna a lo que pasa
el don insólito de soñar en vela

Aquí —de mi pesar abajo—
sostenido por el duelo me levanto

El río pasa:

Distintas olas pero el mismo río
Los mismos remolinos pero diferente agua

Idéntica y distinta agua

No somos islas solitarias
sino olas de no sé qué agua
agua de no sé qué río
río de no sé qué mar
mar de no sé qué nube
nube de no sé qué cielo
cielo de no sé qué Dios
Dios de no sé qué yo

Limpio
despejado
cristal
que trasluce
abrazos
distancia
caminos
moradas
melancolía
palabras
silencio
ausencia
nada:
como gotas de agua

Al caer el manto de los astros
al dejar tu mano en la corriente
al imaginar el goce que perdimos:
sólo puedo soltar el pensamiento

Al morder la realidad entre los dientes
en el florecer de besos amarillos
en el miedo a bocanadas de mi vientre:
sólo puedo soltar el pensamiento

Al marchar por el camino del presente
al hallarme en tu abrazo
cuando me pierdo contigo:
sólo puedo soltar el pensamiento

Cuando el toque de la amada
levanta el cerco de la bestia
Dios respira entre las piernas

El halo de una estrella
una historia de amor triste
un centímetro cúbico de suerte
el empujón más allá de lo exigido
no se asen por un pelo

Hace falta no tener a qué acogerse
dar un salto al otro lado del agujero
y borrada cualquier historia
—casi sin haber sido—
apurar el don de la amnesia hasta las heces

Todo pensamiento se piensa solamente
Cada visión refleja su propio resplandor
La palabra se dice a sí misma
La flor no es la flor

En el Pico de los Buitres
Buda puede estar satisfecho
pero la claridad de tus ojos
sigue alumbrando mi ceguera